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Técnicas para ayudarte con la ansiedad y lograr la calma interior


Cuando hablamos de ansiedad debemos diferenciar entre sentir ansiedad ocasional y sufrir este trastorno mental. La ansiedad puede ser también un desencadenante del estrés. Sin embargo, para aquellas personas que sufren este trastorno, la sensación que experimentan es de una excesiva preocupación y nerviosismo en situaciones diarias. Por ello, la ansiedad les dificulta la vida cuotidiana, ya que estos miedos irracionales e irrefrenables no se pueden controlar y aparecen en situaciones de lo más inesperadas. Esta falta de serenidad y calma implica que el momento de dormir sea complicado y que la idea de dormirse genere angustia.

Las personas que sufren de ansiedad pueden experimentar diferentes síntomas, desde sudoración, pasando por mareos incluso cuando no están de pie, aumento del ritmo cardíaco, respiración acelerada, sensación de cansancio o debilidad del cuerpo generalizada, sensación de pánico o catástrofe. Su tratamiento suele centrarse en la psicoterapia y en las herramientas que el profesional facilita para ir superando esas situaciones que generan ansiedad.

En algunos casos también hay el tratamiento con medicamentos, que siempre debe prescribir un profesional de la medicina, en ningún caso debemos automedicarnos. Existen también algunas técnicas para aliviar esta sensación tan sofocante y estos síntomas que imposibilitan las situaciones cuotidianas que para cualquier otra persona son inofensivas y de lo más banales.

Estos ejercicios te pueden ayudar:

Cambiar la mirada

Si ves que tu respiración es más acelerada de lo normal, notas presión en el pecho y dificultad para respirar prueba con este ejercicio que combina la respiración con nuestra concentración. Fija la mirada enfrente de ti en un punto elevado, inspira, baja la mirada enfrente de ti y suelta el aire. Repítelo unas cuantas veces y verás cómo tus nervios se calmas y el miedo empieza a desaparecer. Sé prudente e intenta respirar de forma profunda y lenta. Puedes hacer algunas pausas y que fluya tu respiración natural y volver a practicar este ejercicio.

La técnica 4-7-8

Este ejercicio de respiración es bastante frecuente en las clases y prácticas de meditativa. Para hacerlo, nos sentaremos en una postura cómoda, con los hombros hacia atrás y hacia arriba. No hace falta que estés en el suelo en la posición del loto (piernas cruzadas), ni que estés a oscuras o con música relajante y velas. Si cuentas con este entorno y te relaja, mucho mejor. Ahora que ya estás en la postura correcta, con la espalda erguida y que te permita una buena apertura del pecho puedes empezar: Coloca la lengua detrás de las palas frontales, justo donde empieza el paladar. A continuación, cierra la boca y mientras cuentas hasta cuatro ve cogiendo aire por la nariz. Retén el aire durante siete segundos y luego suéltalo por la boca durante ocho segundos. Es importante que cuando exhales el aire por la boca haces ruido o resoplas, así vaciarás todo el aire que tengas en los pulmones.

Respiración de abeja

Este tipo de respiración es óptimo para rebajar los niveles de ansiedad, la ira y calmar las emociones. Además te prepara para la meditación, que es también un aliado perfecto para combatir la ansiedad. Coloca las manos de manera que con los pulgares tapes los oídos, el índice y corazón sobre los ojos, los anulares debajo de la nariz y el meñique en la barbilla. De este modo, interiorizas tus sentidos. Cierra los labios con suavidad y respira con la nariz. Al soltar el aire, también por la nariz, haz el zumbido de una abeja. Prueba con hasta 12 respiraciones.

La técnica del tapping

Esta técnica milenaria, y abalada por varios estudios científicos, puede resultarte de gran ayuda en tu lucha contra la ansiedad. Se trata de ir dando pequeños golpes en distintas partes del cuerpo. Se empieza por la zona de la coronilla, juntando los dedos índice y corazón para dar toques. Se acompaña de un mantra o una frase reconfortante. Incluso puedes crear tu propia frase que te genere seguridad y enfocarla hacia la situación que vivas, desde “Sé que tengo insomnio y no pasa nada, voy a relajarme y dormirme” hasta “Sé que tengo ansiedad pero me acepto” o “Esta sensación me genera malestar pero me quiero y me acepto”. La primera zona, como y hemos dicho es la de la coronilla, la siguiente es el nacimiento de las cejas. Después, sigue hacia la parte externa del ojo. Continúa debajo del ojo, en la zona donde hay hueso. Sigue en el hueco entre la nariz y el labio superior y luego la barbilla. Acto seguido baja hasta la clavícula, luego debajo del pecho y en el dorso de la mano. En este último punto, que se llama “punto de karate” daremos golpes con la mano contraria, como si se tratara de un golpe de esta arte marcial.

Utilizar una manta pesada

No podía faltar la recomendación estrella para lidiar con la ansiedad y el estrés. Este tipo de mantas, que pesan más que las habituales, cuentan con un relleno de microperlas de fibra de vidrio que ejercen peso sobre todo tu cuerpo de manera uniforme. Este peso hace que el sistema nervioso se relaje y que te resulte más fácil conciliar el sueño. Igual que al arropar a un bebé o dar un abrazo, ni demasiado fuerte ni sin ganas. Ahora que ya sabes nuevos métodos para lidiar con la ansiedad, puedes tenerlos en mente para simplemente relajarte y calmar tu mente.


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